Los oficios se enfrentan a retos cada vez más exigentes. Cada día entran nuevos materiales y pinturas en el mercado. Hay que aprender a manejarlos y procesarlos adecuadamente. Las nuevas máquinas y tecnologías modifican los procesos de trabajo. Los canales de marketing modernos exigen cada vez más conocimientos digitales. Cada vez es más raro encontrar herramientas polivalentes. También resulta bastante difícil encontrar a un especialista y cuando se encuentra, este debe formarse a largo plazo.
Nadie puede hacer todo esto solo. El trabajo en equipo es necesario. Y sin embargo, esto no es un éxito seguro. A veces, el espíritu de equipo entre los empleados surge casi por sí solo. Pero es mejor organizarlo activamente y promoverlo específicamente. Independientemente de si se trata de competencias específicas, especialización técnica o perspectivas profesionales, desarrollar un equipo significa dar a cada individuo la oportunidad de hacerlo. Por supuesto, el jefe es el que lleva la batuta y es el responsable de toda la empresa. Pero repartir la responsabilidad entre varios ayuda (y no solo al jefe). Porque una mayor responsabilidad personal fomenta la iniciativa de cada empleado y de los equipos.
Naturalmente, en cada equipo hay diferentes tareas y funciones. Los empleados tienen puntos fuertes y débiles. Es una característica humana. La clave está en asignarles los trabajos que mejor se les dan. Esto se traduce en un aumento de su motivación y es bueno para el clima de la empresa. Y mejor aún para los clientes. Al fin y al cabo, todo el mundo puede sentirse orgulloso de un proyecto ambicioso que se ha realizado con éxito gracias al trabajo en equipo.